lunes, 9 de abril de 2007

Uno de los supuestos homicidas de una joven alemana se entrega en el consulado de Bilbao

El alemán Andreas Stranninger, de 29 años, un tipo con aspecto mefistofélico, se entregó el pasado 30 de marzo en el consulado de Alemania en Bilbao. "Estoy harto; no puedo seguir viviendo así", explicó a los funcionarios. Quizás había olfateado que el Grupo de Localización de Fugitivos de la policía española le pisaba los talones y estaba a punto de echarle el guante.
¿Por qué? Porque se le considera uno de los dos supuestos autores del asesinato a cuchilladas de la estudiante Caroline Bernath, de 21 años, cuyo cadáver fue hallado el pasado 14 de febrero en un piso de Passau (Baviera), cerca de la frontera con Austria, tras una fiesta de cumpleaños de tinte satánico.
Caroline Bernath, una chica de rostro angelical, conoció hace varios meses en una discoteca a dos individuos con aspecto satánico, aficionados al esoterismo y a los rituales góticos. Parece que ambos iban dando tumbos. De aquí para allá hasta que su nueva amiga les dejó instalarse en su casa, sin adivinar que eso le iba a costar la vida.
El 11 de febrero pasado, Caroline acudió a un cumpleaños con Andreas Stranninger y su amigo Jan Hertrampf, de 19 años. Éste, al que le falta una oreja, viste ropa de estética siniestra y su rostro recuerda al rockero Marilyn Manson (un nombre artístico procedente de la fusión del de la actriz Marilyn Monroe y del asesino Charles Manson). En la celebración, teñida de cantos satánicos, corrió el alcohol a raudales. Esa fue la última vez que se vio viva a la joven estudiante de Ciencias de la Comunicación.
Tres días después, festividad de San Valentín, Caroline fue hallada muerta en la bañera de su domicilio. Tenía 27 cuchilladas por todo el cuerpo. Una auténtica orgía de sangre. Inmediatamente surgieron dos sospechosos: Andreas Stranninger y su amigo Jan Hertrampf. La policía alemana confirmó su teoría al hallar el perfil genético de ambos en diversas manchas de sangre encontradas en el lugar del crimen. Pero... los supuestos asesinos se habían esfumado. Ni rastro de ellos en los lugares que hasta entonces frecuentaron.
En cuatro ocasiones intentaron sacar dinero de cajeros utilizando la tarjeta de crédito de Caroline. Sólo lo lograron una vez: obtuvieron 1.000 euros. Días después huyeron de Alemania a Francia.
Desde el primer momento, el crimen conmocionó a los alemanes. Tanto que la policía de Baviera ofreció una recompensa de 5.000 euros a cualquier persona que facilitase una pista sobre el paradero de los dos presuntos homicidas.
Antes de desaparecer, Stranninger y Hertrampf contaron a sus amigos que les atraía España y que barajaban la idea de visitar este país. Por eso fue informada la Comisaría General de Policía Judicial, que cursó la correspondiente alarma. Los dos alemanes están calificados de "broncas" por ser violentos, además de tener antecedentes delictivos en su país.
El Grupo de Localización de Fugitivos recibió una información de que los dos buscados podrían estar en Mallorca. Por eso, rastreó entre la colonia de alemanes residentes en la isla que tuviesen los mismos apellidos. Sin éxito. Pero la policía consultó las listas de pasajeros de avión y así comprobó que los supuestos asesinos habían estado en Mallorca y que de allí habían volado hasta Bilbao. Cuando estaban a punto de detenerle, Stranninger se entregó en el consulado, aunque negó haber matado a la chica. Su amigo, el diabólico Hertrampf, sigue huido.

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