Sobre el mar asciende la luna;
tras el horizonte arde el firmamento entero.
Se lamentan los que se aman:
¡es infinita la noche!
Su añoranza llega hasta el amanecer.
Apago el candil para disfrutar del resplandor de la bóveda celeste
y me deslizo en mis ropas
porque empiezo a sentir el peso del rocío.
Desde que no puedo coger un puñado de polvo de luna para regalártelo a ti,
me duermo
con la ilusión de encontrarte en mis sueños.
Chang Chiu-Ling (673-740)(Traducción: L. Tamaral)
martes, 10 de abril de 2007
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